La Ciudad sancionó una ley que obliga a los comercios a colocar carteles en lugares visibles con los precios de cada producto. También habrá cambios en farmacias, el rubro gastronómico y en el sector de recitales.
Panaderías, carnicerías, verdulerías, pescaderías y casas de comidas para llevar de la Ciudad de Buenos Aires deberán exhibir sus precios mediante carteleras ubicadas en el interior de los locales en forma destacada y visible. También se establecieron cambios en farmacias, restaurantes y confiterías, y recitales.
Así lo establece la Ley de Exhibición y Publicidad de Precios, aprobada por la legislatura porteña este jueves, con el objetivo de “unificar la normativa dispersa al respecto”.
En los carteles, deberá figurar el precio por unidad de venta de los cortes y clases de carnes y sus derivados; clases de verduras; especies y cortes de pescados y mariscos; tipos de panes y facturas y las distintas variedades de comidas preparadas, resaltó el diputado del PRO, Helio Rebot, impulsor de esta iniciativa.
Las farmacias, en tanto, deberán “exhibir en su vidriera y/o en el mostrador de atención al público un cartel visible que indique si allí se controla o no la presión arterial en forma manual. En caso afirmativo deben precisarse los días, horarios y costo del citado servicio”.
Los establecimientos del rubro gastronómico tendrán que informar sobre la existencia o no de servicio de mesa, cubierto o similar. Dicha información deberá realizarse, mediante la colocación de un cartel visible en la entrada del establecimiento y en la carta del menú. “En caso de la existencia del mismo, deberá constar su costo”, se aclara.
En cuanto a los anuncios publicitarios de venta de localidades para recitales será “obligatoria la mención de la razón social y domicilio legal del proveedor o responsable del servicio de venta de localidades y del organizador del evento musical, así como también un número de teléfono”, según se deja en claro en el artículo 28 de la nueva ley.
El objeto de dicho artículo es evitar los inconvenientes registrados durante el último recital del músico canadiense Justin Bieber realizado en noviembre, que fue suspendido y dejó sin canalizar los reclamos de miles de asistentes al show.
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